Todos los días, un hombre nostálgico mira el amanecer de la vida por la ventana, a pesar de que los rayos brillantes comienzan a iluminar las calles, el hombre mira los días grises con ganas de llover. La rutina es mas o menos la misma, así que da igual, si es lunes o sábado.
Al recorrer las calles, siempre mira la misma barda llena de flores húmedas por el fresco de la mañana y el cariño de la anciana, continua el paso hasta llegar al café, siempre pide el mismo lugar en la misma esquina del balcón, gusta de mirar el pasar de la vida como si de una película se tratase. Marcando el tiempo las 9 horas, el hombre pide un café latte con dos cubos de azúcar, el periódico local y una rebanada de pan elegida al azar, mira el cielo para adivinar el tiempo y pocos segundos después baja la mirada a la calle, ve siempre a la mujer con el vestido elegante que va un poco apresurada buscando un taxi para ganarle al tiempo, un señor con sombrero café y traje blanco, con una bolsa negra de plástico y ese bastón gastado por el esfuerzo de mantenerlo en pie, la anciana de las flores con una pequeña bolsa de mano donde guarda sus recuerdos fotográficos y un monedero para pagar el desayuno.
Después de pasar algunas horas, las páginas del periódico y los sorbos de café, el hombre se pone de pie para recargarse en la pequeña muralla que cubre el balcón, deja que la vida pase sin prisa, como si fuera el tiempo infinito, han pasado ya muchos años desde que dejó lo que alguna vez creía ser su vida, los recuerdos son siempre una historia diferente, ya que lo único que ha contado es el presente y el futuro, el pasado siempre está guardado para la nostalgia de volver a representar esa obra que tenía por escenario, su casa.
Después de pasar algunas horas, las páginas del periódico y los sorbos de café, el hombre se pone de pie para recargarse en la pequeña muralla que cubre el balcón, deja que la vida pase sin prisa, como si fuera el tiempo infinito, han pasado ya muchos años desde que dejó lo que alguna vez creía ser su vida, los recuerdos son siempre una historia diferente, ya que lo único que ha contado es el presente y el futuro, el pasado siempre está guardado para la nostalgia de volver a representar esa obra que tenía por escenario, su casa.
Ésta es una aportación de nuestro amigo @macedelcafe
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