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lunes, 8 de diciembre de 2014

Café con aroma de mujer...

De pie junto al portón
es buena la intención
taza de café capuccino
galleta de almendras
recinto limpio,
retrato apaciguando la calentura
un sorbo, dos, tres,
una mirada bajo el faldón en la inquietud del momento.

No caben silencios en los labios,
bocas húmedas
palabras tácitas entre aromas de café y tabaco
impulso de la pasión
impaciencia de la razón
sigue el tiempo nadando por la piel
atenuando la estrechez
círculos de abrazos, latidos expectantes
solo una lucha entre el compromiso y la conciencia
espíritu solitario
abatido
atado de pies y manos
rozando el dintel.

De repente, todo estalla
ya consumado
pregunta, simple, pero certera
las lágrimas danzan en la estancia,
saltan como gotitas
sobre las palmas.

Silencio,
gime el alma, se yergue el corazón
sobran explicaciones
el mutismo
se hace trofeo de la situación
la razón aflora
nada hay solo ella,
la figura de negro
la silueta bajo la ventana
otra noche, otro camino
pies descalzos
haciendo surcos
levita
solo ella... y su cappuccino.



NOTA: Este escrito nos fue compartido, la autoría no la tenemos con exactitud, sin embargo nos parece hermoso y quisimos compartirlo.

martes, 24 de julio de 2012

¡QUÉ RICO CAFÉ CON LECHE!


Mis abuelos maternos, a los que diferenciaba de los polacos diciéndoles los criollos,  también marcaron mi vida dejando huellas imborrables que perduran hasta hoy.

Sus nombres eran María Angélica y Máximo Marcelo. El contraste de Angélica con Máximo ya marcaba la diferencia de sus personalidades.

Al pensar en ellos, puedo verlos como dos sujetos diametralmente opuestos, pero que cuando estaban juntos hacían una hermosa unidad.

Ella era menuda, de tez blanquísima, suave, de facciones y carácter delicados. Podría asemejarla a un chorro de rica leche tibia.

Él, rústico, de complexión fuerte pero retacón, con piel cobriza curtida, y un carácter algo gruñón. Me evoca los granos de café aromático.

Juntos: UN DELICIOSO CAFÉ CON LECHE ESPUMOSO, reconfortante…apetitoso!



Éste es el intro que la hermosa Eli ha creado y que nuevamente en la característica generosidad que la embarga nos comparte,. El mini libro, como así lo describe, será en referencia a sus abuelos de ascendencia polaca y criollos. 
Texto by: Elizabeth Wojnarowicz de Uruguay
y miembro del Grupo #PTB

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martes, 26 de junio de 2012

El hombre nostálgico




Todos los días, un hombre nostálgico mira el amanecer de la vida por la ventana, a pesar de que los rayos brillantes comienzan a iluminar las calles, el hombre mira los días grises con ganas de llover. La rutina es mas o menos la misma, así que da igual, si es lunes o sábado.


Al recorrer las calles, siempre mira la misma barda llena de flores húmedas por el fresco de la mañana y el cariño de la anciana, continua el paso hasta llegar al café, siempre pide el mismo lugar en la misma esquina del balcón, gusta de mirar el pasar de la vida como si de una película se tratase. Marcando el tiempo las 9 horas, el hombre pide un café latte con dos cubos de azúcar, el periódico local y una rebanada de pan elegida al azar, mira el cielo para adivinar el tiempo y pocos segundos después baja la mirada a la calle, ve siempre a la mujer con el vestido elegante que va un poco apresurada buscando un taxi para ganarle al tiempo, un señor con sombrero café y traje blanco, con una bolsa negra de plástico y ese bastón gastado por el esfuerzo de mantenerlo en pie, la anciana de las flores con una pequeña bolsa de mano donde guarda sus recuerdos fotográficos y un monedero para pagar el desayuno.

Después de pasar algunas horas, las páginas del periódico y los sorbos de café, el hombre se pone de pie para recargarse en la pequeña muralla que cubre el balcón, deja que la vida pase sin prisa, como si fuera el tiempo infinito, han pasado ya muchos años desde que dejó lo que alguna vez creía ser su vida, los recuerdos son siempre una historia diferente, ya que lo único que ha contado es el presente y el futuro, el pasado siempre está guardado para la nostalgia de volver a representar esa obra que tenía por escenario, su casa.

Ésta es una aportación de nuestro amigo @macedelcafe 
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martes, 19 de junio de 2012

Vértigo

De esos días en que todo parece un vértigo,
todo gira tan rápido a tu alrededor,
tus sentidos responden por inercia,
sin embargo, hace falta ese aromático motor,
el tiempo sigue, sigue y sigue...
Sin detenerse un poco y poder recargarte de tu pasión,
de repente su aroma golpea tus sentidos,
y reviven cuando llega ese fiel amigo,
invadiendo todos tus sentidos...




Aportación por Marina Palacios



viernes, 15 de junio de 2012

Lo que tu corazón te dice...


Ese tic tac que escuchamos de fondo, es la banda sonora de nuestras horas vacías, 
¿no te parece? 
Me miras, te miro, hablamos sin palabras.
 El café está lleno de gente, 
pero yo sólo tengo ojos para ti. 
No te conozco y aun así siento que me gustaría parar el resto de mi vida contigo. 
¿No es extraño? 
El reloj sigue marcando el paso del tiempo, lento, y me sigo preguntando si debo acercarme a ti, 
decirte algo... 
¿Qué tal?... 
"Bonita sonrisa, ¿me la regalarías al despertar cada mañana por el resto de nuestros días?". 
Sonrío. 
Te miro.
Me sonríes. 
¿Habrás leído mis pensamientos?...



Esta aportación es de nuestro amigo Edgar Pinal
de Café con Leche
Una Cafetería ubicada en:
Calle Allende s/n  Bo. Santa María, Zumpango Estado de México.


jueves, 15 de marzo de 2012

El dulce Aroma del Café


Ésta es una fotografía compartida por una estimada amiga bloggera Elizabeth Wojnarowicz de Uruguay y miembro del gripo #PTB

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Texto tomado de: El Caminante 

Una hija se quejaba con su padre de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema aparecía otro.

Su padre un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí lleno tres ollas con agua y las coloco sobre el fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una coloco zanahorias, en otra coloco huevos y en la otra colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija espero impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. A los veinte minutos su padre apagó el fuego. Saco las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente coló el café y lo colocó en un tercer recipiente. Y mirando a su hija, les dijo:

“Querida, ¿qué ves?”
“Zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y noto que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto padre?”

Él le explico que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: 


El agua hirviendo, pero había reaccionado de forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura, soberbia; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar  en agua hirviendo su interior se había endurecido.
Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.


¿Cuál eres tú hija? -le dijo- Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?
¿Eres una zanahoria que parece fuerte, pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes la fortaleza?
¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable y un espíritu fluido, pero que después de una muerte, separación, un despido, una piedra en el camino se vuelve duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargada, áspera, con un espíritu y corazón endurecido?
¿O eres con un grano café?


El café cambia el agua hirviendo, el elemento que le causa dolor.
Cuando el agua llega a su punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor.


Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren, que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea.

Por eso no dejes jamás de esparcir con tu fuerza y actitud:          "El dulce aroma a Café”



martes, 22 de noviembre de 2011

Historias entorno a una taza de Café

El café, un camino al romanticismo
Por: Alejandro Laboriel Elías
Texto tomado de: El Mundo del Café no. 65

Es increíble cómo una taza  de café puede transformar la vida de un ser humano. Recuerdo que un día, mientras hacía tiempo para disfrutar una función de teatro, entré a uno de los múltiples locales que expenden este tipo de bebidas, que se pueden acompañar con una rebanada de pastel de los más variados tipos y sabores, cuando de reojo, en forma casi simultánea a la lectura de una novela, pasó frente a mí una mujer de unos 40 años de edad -casi la misma que yo-, que en apararienciaera una más de las que puede uno toparse en cualquier momento.

Sin embargo, me llamó la atención que una vez que se sentó frente a su  mesa, saco de su bolso un libro de teatro, lo cual atrajo mi atención, por ser yo un fanático, en forma literal,de esta expresión artística. En principio no quise abordarla so pretexto de que compartíamos gustos semejantes, al menos el del teatro.

El "gusanito" de entablar plática con ella sobre el tema me hizo pensar cómo acercarme, sin que pareciera el típico Don Juan de cafetería X. Me levanté para ir a los sanitarios y cuando regresaba y pasé frente a ella, lo primero que se me ocurrió fue preguntarle qué pastel estaba degustando.

-"Zarzamora con crema fresca", fue su respuesta.

Otra coincidencia -¿será?- uno de mis preferidos. La plática había iniciado bien, al menos eso creía.

Inmediatamente, dijo "en realidad no es de mi agrado, vamos ni siquiera me gustan los pasteles, así que si lo quiere puede tomarlo".

Antes de salir de mi asombro, porque no compartíamos el gusto por los pasteles de zarzamora, le solicité su venia para sentarme en su mesa a lo que no con muy buena cara me dio un sí por respuesta.

Inmediatamente aproveché la oportunidad para iniciar el tema sobre el teatro y, esa si fue una coincidencia, estaba haciendo tiempo para entrar a ver la misma función que yo. La charla se prolongó, después de que se confesó una adicta al café, pero no como yo, que lo tomo -a excepción de la primera taza- más por adicción que por convicción. La cuestión es que cuando llegaron las dichosas tazas, humeaban como volcanes en plena erupción, quise probarlo y la quemada que me di fue inmisericorde. Pero la verdadera quemada vino cuando me preguntó si sabía qué tipo de café estábamos degustando. Era el café más fuerte que en mi vida haya probado. La respuesta fue así de simple: "El más sabroso y fuerte, como deben ser". La respuesta provocó su risa y me dijo:

-"Lo que hace un hombre por quedar bien con una mujer, lástima que no sepa mentir".

A partir de ahí, se rompió el "turrón". La plática continuó y mi venganza -por llamarle de alguna forma- también, no sabía nada de teatro, bueno no más que cualquier simple aficionado. Después de otras dos tazas y otras dos y quién sabes cuántas más. Repentinamente ví el reloj, la función tenía más de tres cuartos de hora de haber iniciado, ya no había nada qué hacer.

Al cabo de una hora más, solicitamos la cuenta y me invitó una copa en el lobby bar de un hotel de Paseo de  la Reforma, con ello quería resarcir el que no entrara al teatro. Tanto café me hizo mayor efecto que si hubiera tomado ron, sin embargo me mantuvo despierto toda la noche. Después de dos copas cada uno, subimos a su habitación, se hospedaba en ese hotel. Ahí me regaló un libro sobre el café escrito por mónica Lavín, detalle que tomé como un "aprende y no seas tan ignorante".

Fue una velada placentera, con todo lo que esto conlleva. Una taza -más bien varias- y un libro sobre el teatro, nuestras fascinaciones, nos llevaron a una noche de romanticismo, no de placer. Al otro día me despedí sin saber que la vería por última vez. Ahora, siento una gran atracción por el café, claro mi paladar todavía no aprueba los sabores tan fuertes, pero si sus aromas.

Cada vez que entro a una cafetería lo primero que hago es recorrer con la vista todo el lugar en busca de una mujer con un libro de teatro, frente a una taza de café y pastel de zarzamora intacto. La ilusión provoca más satisfacciones que la realidad. Todo fue un sueño a partir de una bebida que tiene fama de quitarlo.
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